Detectarles: cómo lo hacen
Nota
Como no saben ser asertivos y tienen un intenso miedo a fracasar, recurren a las estrategias agresivas y culpabilizadoras (no olvides, muchas van "con una sonrisa en los labios") para salirse con la suya.
Aquí vale casi todo, pero tampoco necesitan un repertorio amplio. Primero buscarán que te ofrezcas a resolver sus problemas y, si no lo consiguen, te irán apretando cada vez más hasta que cedas.
Dicen los psicólogos conductistas que la conducta se rige por sus consecuencias, reales o anticipadas. Vamos, como me gustaba decir a mí en el bachillerato (aquello del BUP sí que era bueno, no nos hacía falta reválida, no) "nadie hace nada sin motivo".
El motivo de quienes plantean una estrategia manipuladora en su relación para conseguir sus objetivos no es otro que el de tener el nivel más alto de probabilidad de éxito. Intentan garantizarse por todos los medios a su alcance la ausencia de fracaso, y el que en el caso de que sucediese los daños no les salpicasen.
Lo fundamental es la asunción de una estrategia no asertiva. Al no respetar las reglas del juego, e incluso permitirse el lujo de poder definirlas ellos, se sitúan en una situación especialmente cómoda a la hora de plantearse el éxito o el fracaso del intento en función del resultado. Al mismo tiempo, el hecho de que la resolución del problema la lleve a cabo la otra persona les provee de unas espaldas lo suficientemente lejanas como para soportar los golpes sin sentirse dañados. Y si por el contrario la cosa sale bien siempre estarán ellos allí para atribuirse el mérito.
Analiza lo que sientes cuando te relacionas con ellos. Cuando estás acostumbrado a tratarles, te das cuenta que la mayoría te producen alguno de estos sentimientos: Intenso deseo de ayudarles, miedo, culpa, vergüenza o sensación de vacío. Es fácil que...
Culpabilicen. Hacen ver a la persona de quien se quieren aprovechar que es culpable de todo lo que sucede.
Amenacen. Si no hace lo que ellos quieren, sufrirá las consecuencias.
Critiquen. Pueden hacerlo tanto por delante como por detrás, en cada una de las situaciones buscará objetivos diferentes.
Crean que los demás (o ellos mismos) son adivinos. Cuando uno no sabe, proyecta esa ignorancia en los demás y presupone que "deberían" saberlo.
Sean los únicos poseedor de la verdad.
Caigan muy bien (o muy mal) al primer contacto. Es muy extraño generar emociones muy intensas. Puede ser que el inconsciente se ponga en guardia.
Crean que los demás tienen que resolver todos sus problemas (los de ellos). Claro, así vive de maravilla. Que los demás se esfuercen, que ellos recogen los frutos.
No conversen: Impongan o se callen. Al no permitir hablar sobre la relación siente seguridad porque no se pone en duda la verdad, su verdad.
Se hagan la víctima. De esta forma inducen culpa en los que les rodean, y los motiva a cooperar.
Nota
Inducir culpa siempre ha sido muy bueno para hacer que otras personas trabajen para el manipulador.
Si te sientes culpable por algo que otra persona hace o dice, te está manipulando. Tal vez tenga razón, pero una cosa es señalar un presunto error y otra cargar de culpa los comentarios.
Un aprovechado suele proyectar su propia incompetencia, y hacerlo culpabilizando.
La culpa, el miedo y la vergüenza, son tres indicadores de que algo no va bien en la relación. Son factores motivadores muy poderosos que casi obligan a resolver la situación que los ha generado. Por eso son tan eficaces a la hora de obligar a los demás a cooperar.
Si te sientes culpable por algo que otra persona hace o dice en relación a tu conducta, lo más probable es que te estén manipulando. Sí, ya sé que te preguntarás "pero, ¿y si lo he hecho mal de verdad?". Pues aunque haya sido así, nadie tiene porqué culpabilizarte (¡me refiero a los conflictos normales en las relaciones, no a asesinatos y similares!). Tendrás que asumir las consecuencias de tus actos y ya está.
Si una persona insiste en que las consecuencias de lo que has hecho han sido terriblemente perjudiciales para ella y acabas de destrozar su vida, lo más probable es que esté buscando la forma de sacarte una indemnización. Cuanto más quiera sacarte, más insistirá en lo culpable que has sido. Si no quisiera manipularte, en vez de destinar el tiempo a quejarse ya estarías negociando para llegar a un acuerdo.
Culpabilizando se traspasa la personalidad de lo sucedido a otra persona, y al mismo tiempo se la hace ver que tiene que esforzarse por resolverlo, sea económicamente o de cualquier otra forma. Además, no es infrecuente que sea cual sea el intento de solución propuesto, a la otra parte le resulte insuficiente.
Hay muchas formas de culpabilizar en el discurso (¿he hablado ya de una "sonrisa en los labios"?). Por ejemplo, que...
Te haga aparecer como culpable de sus acciones: "Por tu culpa me veo así"
Te señale como el responsable de su infelicidad futura: "Si no me haces un informe de que estoy muy mal, no me van a conceder la pensión y me moriré de hambre"
Culpe directamente a otras personas de su malestar: "Este niño/vecino/suegra... me está amargando la vida".
Simule renunciar a sus objetivos porque he hecho algo que no se esperaba, diga que "se sacrifica por ti".
Te ignore, pase tiempo sin dirigirte la palabra o ni siquiera te mire porque "le has hecho algo". Es una mezcla de miedo y amenaza.
Nota
Si sientes culpa, miedo o vergüenza es más probable que cooperes con ellos. ¿Qué mejor modo de meter el miedo en el cuerpo que amenazar, sea física o psíquicamente? ¿Quién no teme al abandono o a generar daño en otras personas?
Los MC no suelen amenazar con violencia física, sino más bien con la ruptura de la relación o con privarte del contacto con personas que son afectivamente importantes, como tus hijos o tus padres.
Otra forma de dominar a alguien mediante una reacción para evitar sentimientos negativos es una de las conducta típicas de la agresión activa: La amenaza.
Los manipuladores cotidianos no suelen amenazar con un cuchillo o un bate de béisbol. No es habitual que te digan frases del estilo "te voy a partir la cara", o "mía o de nadie más". Esas son conductas socialmente perseguidas si se llevan a la práctica y ellos temen demasiado el ridículo como para poder enfrentarse a la difícil situación de ser detenidos por la policía y llevados ante un juez, o simplemente denunciados.
En lugar de recurrir a laviolencia física, amenazan con romper la relación o con privar a la otra persona de su contacto con objetos o personas que son afectivamente importantes para ellos. Una modalidad muy frecuente es aquella en la que afirman que si no haces lo que quieren van a hacerse daño. A ver quién es el guapo que le dice que no a uno que está con el cuchillo en el cuello diciendo "o me das un beso o me mato".
Como auténticos expertos en lo suyo, dan justo en el punto donde saben que más daño hacen. Es como una patada a traición en la boca del estómago. Sientes un dolor intenso y al mismo tiempo te interrumpen la respiración. Quedas, literalmente, bloqueado. Y, como el del cuchillo y el beso, acabas haciendo lo que la otra parte quiere. Se sale con la suya, y ya sabe lo que tiene que hacer para la próxima.
Las amenazas son fáciles de detectar. De todas formas, aquí tienes algunas pistas para detectar las modalidades más sibilinas:
Te "hace saber" que le estás llevando a la autodestrucción, o a atacar a alguien: "Si no me dejas salir esta noche con mis amigos voy a cometer una locura". Se castiga si tú no haces lo que quiere. Parece de tontos, pero funciona.
Se enfada con frecuencia (y si cuando le preguntas qué le sucede te responde que nada... ¡PELIGROSÍSIMO!). Si alguien se cabrea a todas horas es difícil que tenga un motivo, lo más probable es que lo esté utilizando para hacerte sentir miedo. Si además te dice que no le ocurre nada, es que quiere crearte confusión y culpa. Todavía peor.
Impredecibilidad anímica: Unas veces se enfada muy intensamente y otras se ríe ante el mismo motivo. Es una variante del enfado como estrategia de amenaza.
Cuando hablas con él o ella sientes una irritación inmotivada. Puede ser indicador de muchas cosas, pero también de resentimiento acumulado por amenazas reiteradas.
Los mejores criticones del mundo
Nota
En general, los seres humanos somos vulnerables a la crítica y es uno de los puntos de los que más se aprovechan.
Proyectan sus fallos, temores e inseguridades y son especialistas en mantener la atención sobre los "fallos" de los otros. Paradójicamente, son ellos los más vulnerables.
Sus críticas son siempre destructivas, pero también cargadas de culpabilización y amenaza. Generalmente, también difíciles de demostrar o refutar.
Los seres humanos somos muy susceptibles a la crítica. Es más fácil que nos creamos algo negativo, sea sobre nosotros mismos o sobre otros, que algo positivo. Si alguien cuestiona alguna de nuestras actuaciones supone un importante ataque a nuestra autoestima, y podemos pasarnos varios días pensando qué hemos hecho mal. Los MC, en cambio, rápidamente echan la culpa a otros y se quitan de encima la patata caliente.
Una persona poco manipuladora analizará su comportamiento para detectar qué está bien o mal y poder modificar su actuación en una situación posterior. Si ve algo que considera incorrecto desde su punto de vista en la actuación de otro, probablemente se lo diga, pero de una forma positiva y siempre expresando que se trata de una opinión desde SU punto de vista. En ningún modo exigirá que la otra persona modifique lo que está haciendo. Esto no lo hacen los MC.
Los MC no pueden permitirse el lujo de asumir que se han equivocado. Eso los pondría en una situación de ridículo que no podrían soportar dada su inseguridad vital. Para no encontrarse con ese problema, lo que hacen es recurrir al viejo mecanismo de defensa freudiano de la proyección: buscan en los demás sus puntos débiles, que curiosamente coinciden con las inseguridades, temores y paranoias de ellos mismos. Una vez localizadas, se dedican a pregonarlas a los cuatro vientos.
Son críticos despiadados y maliciosos. Nunca critican a una persona que está delante a no ser que tengan clarísimo que son muy superiores a ella en el terreno de la discusión. Con los rivales de su talla se baten a base de guerrillas: Les ponen verdes delante de terceros. Con quienes les respetan, se ensañan.
Un pequeño surtido de críticas:
Hacer juicios sobre la valía de la otra persona: "Me ha defraudado"
Ponerle una etiqueta, por supuesto negativa, que describa su comportamiento: "Mi marido es un machista incurable"
Criticar lo que la otra persona acaba de hacer, cuando ellos lo están haciendo todos los días. Esto es "medir por distinto rasero", o "aplicar la ley del embudo".
Recordar a todo el mundo que ellos "ya sabían" que aquel fracaso iba a ocurrir, que estaba cantado. No hay que esforzarse mucho para comprobar que antes de que sucediera no tenían ni idea de cómo iba a funcionar aquello.
Nota
Tienen el don de la adivinación. Sólo ellos saben lo que los demás están pensando, y exigen que los demás sean de la misma manera.
Exigen que te comportes de acuerdo a sus motivaciones y valores, que asumas que el mundo debe ser como ellos dicen, y que tienen el arma infalible de detección de la maldad.
Para ellos, todo el mundo ha nacido enseñado a ser como ellos creen que debe ser. Y si no es así... pues es el problema del otro.
"El poder es la capacidad para definir las reglas" decía Salvador Minuchin, uno de los santones de la terapia familiar. Bien lo saben los MC.
No sólo hay que crear las reglas; también hay que hacerlas cumplir. Entonces, ¿qué mejor que darlas por sabidas? Así, pueden aplicar el principio de "la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento".
Definir las reglas permite tener controlada la propia inseguridad, crear un mundo alrededor lo menos hostil posible. Eso es lo que hacen, por lo que luchan, por la seguridad, la rutina, la invarianza. Como los niños autistas.
Ellos crean las reglas por las que debe comportarse el mundo. Para ello se comportan como adivinos. Cuando surge cualquier problema, aparecen en la situación dictaminando que "esto debería hacerse así o asá". Si no se les hace caso, se enfadan y recurren a la amenaza. Pero que no se les atienda es poco probable, sería un tremendo error de cálculo para ellos dar la cara y ser rechazados. Así, estructuran la situación de tal forma que lo más probable es que el resto de los integrantes se dejen llevar y se haga lo que ellos quieren.
Si alguien no hace lo que ellos esperaban, bien sea por no conocer las nuevas normas o por no estar de acuerdo con ellas, rápidamente exigen como si fuese su obligación haber obrado de la otra forma. Y es que los otros "deberían" saberlo.
En conclusión: Adivinan (saben lo que está bien o mal), y creen estar rodeados de adivinos (que también saben lo que está bien o mal y coincide palabra a palabra con su visión).
Algunas formas de hacerlo son:
Atribuir el poder de leer sus pensamientos: "No me entiendes"
Imponer su punto de vista (dando por supuesto que eso es lo que piensas): "Tú sabes muy bien que a mí no me gusta presumir".
Conocer las intenciones y deseos de todo el que le rodea: "Mi cuñada nunca me ha tragado, lo sé muy bien"
Darlo todo por supuesto: "Deberías haberlo sabido. Has cometido un error imperdonable"
Nota
Están convencidos de que su punto de vista es el único correcto y, por tanto, el que todos deben seguir.
Se creen con derecho a decirte lo que tienes que hacer cuando te encuentras ante un problema. No a opinar, sino a imponerte su punto de vista.
La verdad sólo tiene un camino, y es el suyo.
Además de adivinar qué es lo que otros piensan o deberían pensar, también son expertos en decidir qué es lo que tienen que hacer y, por supuesto, aconsejárselo. ¡Y no olvides que no suelen hacer nada a la cara, así que es poco probable que el consejo sea directo!
A primera vista parecen Superman en tareas de salvamento y rescate. Pero no es así, sino más bien un remedo de superhombre, como decían en uno de los tebeos de mi infancia. No vienen a ayudar a nadie, sólo a ellos mismos, y tienen menos fuerza que un mosquito. De poca ayuda van a ser.
Cuando aconsejan lo hacen en forma críptica para que no se detecte un eventual error si las cosas salen mal. Además, lo que dicen es intensamente beneficioso para ellos. Quedan como unos reyes de cara a su siempre temido medio social (es indudable que si las cosas salen bien pregonarán a los cuatro vientos que la idea fue suya, aunque lo hagan tan sibilinamente como todo lo demás), hacen crecer su autoestima y se sienten legitimados a exigir que, tarde o temprano, se les devuelva un favor.
A veces, cuando están en un medio seguro, se atreven a manifestar lo que otros deben hacer, después de hacerse rogar, y siempre con pocas palabras que acompañan con gestos que hacen ver que aquello es lo único posible. Son como esos médicos a los que no hay manera de sacarle palabra sobre la operación a la que te van a someter.
Algunos ejemplillos:
Te dicen cómo debería ser vuestra relación desde TU punto de vista: "Si realmente me quisieras iríamos a comer todos los fines de semana a casa de mi madre".
Tiene el manual de uso de la especie humana, y se dedica a dictaminar lo que debemos hacer los demás: "La verdad sólo tiene un camino y es..."
"Eres un inútil. Lo que realmente hay que hacer es..."
Cualquier cosa Menos indiferencia
Nota
¿Nunca te has preguntado por qué hay tantos psicópatas entre las personas con poder?
Un buen número de triunfadores sociales simplemente tienen la habilidad de caer bien a sus congéneres, generando la expectativa de que van a ayudarles. Parecen simpáticos y bienintencionados.
Dice el criticado García que "ni una mala palabra ni una buena acción".
La mayoría de los MC son personas anodinas, insulsas, insípidas y tan vacías de significado como un decorado de cartón-piedra visto por detrás. Cuando uno se relaciona con ellos siente una sensación de "normalidad": nada por delante, nada por detrás, y sobre todo nada por dentro. En los contactos sociales son correctos y hasta a veces un poquitín interesantes. Pero no pasan de ahí.
Hay un grupo de MC especialmente peligrosos por su asociación con los trastornos de personalidad. Son aquellos que ya en el primer contacto nos producen un sentimiento extremo: o nos caen muy bien, o muy mal.
Cuando la reacción es muy positiva puede ocurrir que sea un caso de enamoramiento. Aún así, hay que mirarlo con lupa. Pero también puede tratarse de una personalidad alterada, con rasgos borderline, histriónicos o narcisistas, por poner los ejemplos más visibles. Estas personas suelen tener serias dificultades para establecer relaciones afectivas y necesitan un tratamiento prolongado. Van más allá de la manipulación cotidiana.
Si la reacción es muy negativa, puedes estar ante un individuo sádico, antisocial, paranoide, esquizotípico o pasivo-agresivo, y si sientes un intenso deseo de ayuda lo más probable es que te encuentres ante una persona masoquista, dependiente o fóbica.
No olvides que el tema de los trastornos de personalidad es muy complicado y por mucho que te sacrifiques por ellos no vas a hacer que se les quite, requiere tratamiento profesional. ¡No caigas en la trampa del salvador!
Algunas pistillas sobre el tema:
Si la otra persona se comporta de forma "excesivamente" simpática en los primeros contactos es una muestra de que está intentando agradarte a toda costa. Es normal intentar dar una buena imagen en las relaciones sociales, pero llega un momento en que el tufillo es insoportable.
Cuando dan ganas de llevártelos a comer a tu casa. Con lo mal que les trata la vida según te cuentan, te parece estar ante una persona que ha sufrido tanto que debes esforzarte por hacerle estar bien. Son esas personas a las que da la impresión de que nunca les ha salido nada bien, que están en este mundo por haber de todo, y que lo llevan con un "orgullo" y una resignación que parecen admirables. Es cierto que hay personas que tienen grandes problemas en esta vida, pero no los cuentan de esa forma.
A veces notas una intensa sensación de asco, repulsión, e incluso miedo cuando conoces a esa otra persona. La miras y piensas "pero si es todo normal, si está hablando con mis amigos, me dicen que es normal, que han tenido varias conversaciones y es como cualquiera de nosotros" pero sigues sintiendo ese temor interior.
Usuarios de su propia vida
Nota
Va a ser difícil que acepten que son ellos quienes tienen que resolver sus propios problemas.
Su inseguridad es tan grande que no pueden asumir el riesgo de equivocarse, y resuelven este problema haciendo ver a los demás que son ellos quienes tienen que esforzarse para alcanzar sus metas (las del manipulador).
Pasar. "Estoy harto, yo paso". Y siempre hay algún inocente al lado que acaba haciéndotelo. Cuando yo estaba en la mili, a esto lo llamábamos "escaqueo": pasábamos de hacer lo que nos correspondía y otro tenía que cargárselo. Claro que solían pillarnos y al final era peor, pero las víctimas de los manipuladores no son sargentos que han sido cocineros antes que frailes.
Los MC no asumen responsabilidades. En lugar de ello, prefieren que otros hagan las cosas por ellos. Así, van de usuarios en su propia vida. ¿Que tienen un problema? Pues llaman al fontanero, al electricista, al familiar de turno que puede arreglárselo, a... pero ellos ni se mueven. Llamar a profesionales para reparar lo que uno no puede es lo que hay que hacer, pero es que cuando uno no puede con nada...
No aceptan que son ellos quienes tienen que resolver sus propios problemas, y que no todo es tan sencillo como llamar al señor que arregla la lavadora, darle los mil duros y que te la vuelva a dejar funcionando. Las cosas de la vida privada son condenadamente más difíciles que eso.
Siempre acabamos encontrándonos con su inseguridad. Como tienen tanto miedo a equivocarse y hacer el ridículo, se mentalizan de que son los otros quienes tienen que resolver los problemas de SU vida DE ELLOS. Así, lo introducen como un precepto imprescindible en su sistema de reglas que, como ya sabemos, es "el único válido y fiable", y que todo el mundo debe conocer por ciencia infusa desde el momento de su nacimiento.
Algunos ejemplos son:
Evita todo lo que pueda suponerle una cierta novedad, o riesgo de equivocarse. Suelen atreverse sin demasiados reparos a hacer todo aquello que ya es rutinario en sus vidas, o a aquello que se arregle perfectamente con dinero. Como no es precisamente infrecuente que lo ganen otros para ellos...
No asume responsabilidades en las decisiones que tiene que tomar conjuntamente, simplemente espera a que la otra parte actúe. Aunque la falta de paciencia es una de sus "cualidades" son capaces de aguantar hasta el infinito con tal de que sea otro el que dé la cara por ellos cuando hay que tomar una decisión.
Si no tiene otra escapatoria, podría incluso asumir que tiene miedo y justificarlo en base a la falta de experiencia previa en esa tarea. Después, se inhibiría y traspasaría la responsabilidad al otro quien no tendría más remedio que acabar haciéndolo.
Nota
No pueden aceptar un "no" por respuesta, así que imponen su punto de vista o se callan y desplazan la conversación hacia su terreno.
De esta forma "obligan" a la otra parte a decir algo, y refuerzan la aproximación a sus objetivos.
Es muy difícil estar con una persona y no intentar establecer una comunicación, especialmente en relaciones estrechas afectivamente. Si ellos callan, el otro tiene que comunicar, si imponen cualquiera no acepta.
No conversan. Imponen o se callan. Unas veces sueltan una larga parrafada en la que te acabas perdiendo entre prolijas explicaciones y a la que al final no tienes más remedio que responder "sí" por dos razones: Porque sabes que es la única respuesta que van a admitir sin atacarte, y porque tampoco puedes admitir que hace un rato que has dejado de escucharles. En otras ocasiones, sin embargo, es imposible obtener nada de sus labios que tenga algún sentido. No salen del "tú mismo", "como quieras", "tú sabrás", "no lo sé", o incluso un silencio que indica que están esperando una respuesta, por supuesto acorde con sus metas.
La clave de la historia está en su inseguridad. Cuando se atreven a soltar la parrafada es porque están seguros de que pueden controlar la situación de tal forma que ninguna de las personas objetivo del mensaje puede negarse a aceptarlo como verdadero y válido. En cambio, cuando callan es porque están pasando y esperando a que el otro sea quien mueva ficha. De esta forma, es imposible equivocarse.
Veamos unos ejemplillos:
Si se plantea un tema de conversación que no les conviene, rápidamente lo cambian. Y no suele convenirles todo aquello que les afecte personalmente, porque es un terreno inseguro.
Se callan cuando se le plantea una elección que no sirve a sus fines. Podrían decir abiertamente "eso es perjudicial para mí", pero se estarían comportando de forma asertiva. ¡Con el riesgo de no salirse con la suya que tiene!
Responden a las preguntas con una devolución: "¿Qué quieres que hagamos esta tarde?" "Lo que quieras". Quieren peces, pero no se mojan el trasero. Como siempre hay quien se lo moje por ellos...
Sólo están dispuestos a hablar de lo que viene bien a sus intereses. Y cuando lo hacen no admiten réplica. Rápidamente se encierran en ese discurso en el que dejan claro que el único camino posible de la verdad es ese y si alguien les contradice se enfadarán mucho.
En una relación de pareja se niegan a hablar de sentimientos. Seguramente teman que averigües que no son capaces de sentir amor, sino simplemente miedo al ridículo. Yo creo que se preguntan ¿pero existe eso del amor? Y como temen que sea conocido por el resto del mundo que ellos no lo han disfrutado, prefieren considerarlo como campo minado y no entrar en el tema.
¡pobrecillos! Son víctimas
Nota
Una de las formas de enfrentarse a la inseguridad es hacerse la víctima. Al inducir compasión y pena en la otra persona intensifican su deseo de ayudar, y se colocan en la posición óptima para ser los receptores de esa ayuda.
Así, los otros resuelven sus problemas y asumen la responsabilidad de haberlo hecho en el caso de que las cosas salgan mal.
Este mundo es una pocilga, la sociedad es una mierda y estamos rodeados de miserables gorrinos que nos hacen la vida imposible con su hedor. Suena fuerte, ¿eh? Pues en el fondo es la visión del mundo que intentan imponer los MC que se hacen la víctima (un pelín exagerada, pero...)
Una de las estrategias más útiles para conseguir cooperación de otras personas es inducirles compasión, pena. Además, es una emoción pretendidamente positiva al contrario de lo que sucede con la culpa, la ira, la vergüenza o la tristeza. La otra persona ve que aquel pobrecillo efectivamente lo está pasando fatal y necesita una ayuda urgente exterior. Hay que tratar al prójimo como a uno mismo (¿dónde dice que mejor?).
Al conseguir que las otras personas se ablanden el MC consigue su objetivo: Que resuelvan sus problemas por él mismo. Les está vendiendo su visión del mundo, sus reglas, está dificultando las relaciones con el resto de potenciales avisadores de que es un aprovechado (por culpa de ellos está así), y al final se sale con la suya.
Algunas formas de hacerlo son:
Hacer ver que son víctimas injustas de una sociedad injusta y de una familia y grupo de amigos injustos. Como dice un compañero, "te dan ganas de llevártelo a casa y darle de comer". De su discurso se desprende que están rodeados de miserables que sólo piensan en su propio beneficio, que sólo se acuerdan de ellos cuando les necesitan y nada más. (proyectan en los demás sus miserias).
Se quejan de que todo el mundo se aprovecha de ellos. Quejarse es la actitud de víctima por excelencia. Las víctimas de verdad no pueden quejarse, están demasiado ocupadas curándose las heridas. Además, que todo el mundo se aprovecha de ellos es verdad en cierta medida: El tendero porque recibe dinero a cambio del pan, el quiosquero porque lo recibe al venderle el periódico, la vecina porque le deja una cucharada de aceite...
A las parejas suelen tenerlas fritas. Empiezan a recordar los novios o novias que tuvieron antes, y lo bien que habrían vivido con ellos. Dinero, poder, sexo, unos suegros como deben ser y no como los que tiene... Definitivamente no sé qué pasa, pero la inmensa mayoría de los MC han renunciado a maravillosas relaciones de pareja para quedarse con el peor de todos, o al menos eso dicen. Un duro sacrificio.
Nota
Recursos de los manipuladores y estrategias para llevar a la práctica la manipulación son prácticamente lo mismo.
Proyectar sus aspectos negativos, criticar, difamar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades.
Como veis, nada nuevo.
No hace falta ser muy inteligente para convertirse en manipulador. Niños de año y medio ya son capaces de emplear las técnicas básicas, y hacia los siete años la inmensa mayoría posee el repertorio completo.
Cuando comenzábamos a hablar de la manipulación, planteamos que sólo necesitaban tres formas para hacerlo: Amenazar, criticar o pasar. Estas tres formas se relacionaban con las tácticas de comportamiento no asertiva: La agresividad, activa y pasiva, y la pasividad.
En las páginas anteriores nos hemos centrado en lo más visible de la manipulación: Cómo emplean las estrategias de comunicación para aplicar esas tres formas de manipular. Ahora, vamos a ver una serie de estrategias intermedias entre las tácticas no asertivas de comportamiento y la comunicación.
Las estrategias son de pocas clases, con distintos nombres y similares mecanismos de acción: Proyectar sus aspectos negativos, criticar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades.
Los medios que emplean para esto son:
El lenguaje implicacional: Traspasar la responsabilidad. Ya hemos visto algunos ejemplos de cómo se expresan haciendo que sean los demás quienes asumen la responsabilidad por ellos. A esto lo he llamado "lenguaje implicacional".
"Tú mismo". También se puede traspasar la responsabilidad inhibiéndose, dejando claro que es la otra parte quien tiene que actuar.
"Nunca" tienen nada que perder. Al no arriesgar en la relación, el que pierde siempre es el otro. Sí que tienen algo que perder: El esclavo.
La proyección: Atribuir a los otros sus características, intenciones, deseos... negativos.
Ignorarte. Una forma cruel de maltrato psíquico, en el que te minimizan hasta el máximo.
Enfadarse. Una de las técnicas más efectivas para hacer sentir culpa. Y de sentirse culpable a actuar de la forma deseada por el culpabilizador...
Son los amos de la realidad. Sólo su punto de vista es el correcto. Ya vimos qué hábiles son para definir las reglas.
La difamación: Contar historias negativas sobre la persona-objetivo.